Después de haber sido vilipendiado durante mucho tiempo por gurús de la productividad y tecnócratas de medio blog, resulta que el email no ha muerto. Ni mucho menos, sigue vivito y coleando. Y es más, generando un importante volúmen de negocio para muchos desarrolladores y startups.
Pero lo más importante es que continúa siendo el centro de nuestro trabajo diario, la herramienta de colaboración y organización más potente, sin nada a la vista de momento que pueda sustituirla. Es lo que dice Robert Abbott en The Big Email Opportunity, publicado ayer mismo.
Y estoy totalmente de acuerdo con lo que dice, sobre todo cuando clama por la aparición, no de soluciones de email, sino de plataformas. Plataformas que consideren el email como el hub donde se combinan una serie de soluciones ahora mismo desperdigadas. Algunas ya han sido integradas, con mayor o menor éxito, en recientes proyectos y aplicaciones. Pero el caso es que nadie ha conseguido dar con la visión completa.
Dice Abbott que la plataforma ideal, palabras que suscribo casi al cien por cien, debería contar con: un cliente móvil ligero y rápido, filtrado automático y mejores capacidades de archivado y búsqueda, integración con redes sociales, con servicios como Dropbox y Box, calendario y gestor de tareas, soporte para todos los tipos de servidores de mail, y ser realmente seguro.
¿Es mucho pedir? Seguramente si, pero no es imposible. Aquí hay una gran oportunidad de negocio para aquel que se aventure en una empresa de tamaña envergadura.
Precisamente en España tenemos un buen ejemplo de lo que se puede hacer con un poco de lógica y muchas ganas en Hightrack, una herramienta que sirve para gestionar tareas y proyectos y que integra el calendario. ¿Qué pasaría si a eso le añadiesen la gestión del email y soporte para redes sociales y Dropbox, por ejemplo? Todo en una misma interfaz adaptable a cualquier dispositivo. Se parecería bastante a lo que propone Abbott en su artículo. Y sería un gran paso adelante.