Editorially y la dificultad de rentabilizar la colaboración

Hace dos días Editorially anunciaba su cierre para el día 30 de mayo. En realidad ya han cerrado, sólo que el sitio estará disponible online hasta ese día para facilitar la migración de datos a los usuarios. Luego se irá para siempre.

Quizá nunca oisteis hablar de Editorially, o puede que lo probáseis en algún momento. Era un editor de textos colaborativo, uno de los muchos que surgieron al calor del boom de la escritura colaborativa y el renovado auge de Markdown.

Pero no era uno cualquiera. Era el mejor. Por tanto, que no hayan podido rentabilizar los esfuerzos empleados debería servir de aviso al resto y a los que vengan detrás, que los habrá.

Como siempre, tenemos que echar parte de la culpa a Google, que con un Drive gratuito (a coste de privacidad) impide el surgimiento de competidores serios, a pesar de que sean mejores.

Por otra parte, la existencia de otros tipos de herramientas de colaboración, o que se usan para ello sin que sea especificamente su cometido, deja poco sitio a un servicio tan especializado.

Pero creo que la causa principal de la ausencia de éxito de Editorially se debe, todavía hoy, al anclaje de la mayoría de usuarios potenciales en estructuras, flujos de trabajo y herramientas clásicas. Es muy dificil que propuestas tan revolucionarias como Editorially puedan tener éxito a corto plazo, porque necesitan que el usuario haya asumido una posición similar a la hora de afrontar estrategias de colaboración online.

Hasta el 30 de mayo se podrá seguir usando, e incluso registrándose (podéis hacerlo si queréis probarlo antes de que desaparezca para siempre). En el post de despedida tienen una lista con FAQs para los que seáis usuarios, sobre como afrontar la situación.